Los civiles de Kiev resisten a la invasión rusa apiñados en sótanos
En medio de las batallas en las calles de Kiev contra las fuerzas rusas que invadieron Ucrania, Yulia Snitko pasó la noche en el sótano de su edificio rezando por el bebé que lleva en su vientre.

La mujer - que tiene ocho meses de embarazo y un abultado vientre - vivió con terror las explosiones y las ráfagas de tiros provenientes de una instalación militar cercana, temiendo que la violencia la induzca a un parto antes de tiempo.
"Estoy tratando de estar lo más calmada posible para no tener un parto prematuro", contó el sábado a la AFP la mujer desde un refugio que data de la Era Soviética.
La embarazada contó que durante más de una hora se registraron grandes explosiones y esto la estresó.
"Cuando me di cuenta de lo que estaba pasando, me puse a temblar, estuve tiritando durante cinco minutos", relató.
A su lado, un grupo de familias se instaló en camas hechas con cartones y equipamientos de camping.
Arriba del refugio en las calles brillaba el sol y sólo un puñado de civiles se atrevió a hacer la cola para recibir alimentos de emergencia.
En unos pocos días, Kiev se transformó en una zona de guerra.
En esta ciudad de tres millones de habitantes, los tanques se pasean por las calles, preparándose para un asalto total de las fuerzas rusas que intentan tomarse la ciudad.
En la Avenida de la Victoria, los restos medio calcinados de un camión militar ucraniano seguían ardiendo y los soldados trataban de despejar los escombros.
En las cercanías, un soldado ucraniano dirigía a un voluntario muy anciano que intentaba cavar una trinchera para resistir a nuevos ataques.
Varios militares afirmaron que las fuerzas rusas - que están a unos pocos kilómetros - han estado disparando de forma indiscriminada cohetes con su temido sistema Grad.