
Los resultados de la investigación revelan que la creación del objeto probablemente tuvo lugar a finales del siglo XIX, unos 100 años después de lo que afirma la nota. Su cabello es de un mamífero, aunque no se pudo identificar la especie.
El arqueólogo británico sir Leonard Wolley descubrió algunos tableros de un juego de mesa, al que bautizó como "juego real de Ur", mientras excavaba en el cementerio real de esta antigua y poderosa ciudad sumeria. Practicado habitualmente por las élites, según los investigadores este popular juego tiene mucho en común con otro juego parecido de origen egipcio llamado senet.
Mundo 26 de febrero de 2023 Nino AmatoUr fue una importante ciudad-estado sumeria situada al sur de la antigua Mesopotamia, una zona conocida históricamente como creciente fértil que se extendía entre los ríos Éufrates y Tigris. Las ruinas de Ur, en las que hoy destaca su restaurado zigurat, se encuentran a 24 kilómetros al suroeste de la ciudad iraquí de Nasiriya y son conocidas por sus habitantes como Tell al-Muqayar. El término árabe tell significa montículo, y son muchos los que se extienden por toda la región. En casi todos los casos, estos montículos ocultan en su interior ciudades antiguas o asentamientos prehistóricos.
Los primeros vestigios de la antigua Ur datan de finales del Neolitico del Próximo Oriente, conocido como período El Obeid. Fue entonces cuando se crearon los primeros asentamientos urbanos en la zona, entre ellos Ur, una de las ciudades más antiguas de Sumeria. Cuando los arqueólogos iniciaron sus excavaciones en Ur, los primeros hallazgos les permitieron atisbar cómo fue la vida de las sofisticadas élites que gobernaron la ciudad. Ejemplo de ello es el cementerio real, uno de los hallazgos más relevantes. Su descubridor fue el arqueólogo británico sir Leonard Wolley, que excavó en la necrópolis entre 1922 y 1934.
Entre las hermosas piezas que componían los lujosos ajuares funerarios que Wolley fue sacando a la luz en Ur, tal vez una de las más destacadas sea un tablero de juego completo, conocido como "el juego real de Ur". Al parecer, este tipo de juego fue muy popular en todo el Próximo Oriente, puesto que se han encontrado tableros similares al descubierto por Wolley en lugares como Irak, Irán o Siria. Incluso en la tumba del faraón Tutankamón se encontraron cuatro tableros muy parecidos a los del juego real de Ur, el llamado senet. En el caso egipcio, estos tableros contenían unas pequeñas cajas que servían para guardar los dados y las piezas del juego.
El juego real de Ur fue descubierto por el arqueólogo británico sir Leonard Wolley mientras excavaba en el cementerio real de Ur.
Pese a la antigüedad del juego de Ur, unos 4.500 años, se cree que el senet egipcio fue inventado unos mil años antes, así como el oware, un tipo juego de tablero con fichas originario del África occidental, que también parece ser anterior al juego sumerio. Con todo, los tres presentan similitudes entre sí y guardan, asimismo, un gran parecido con el parchís. Se cree que el objetivo del juego era sacar las fichas del tablero antes que el rival, por lo que también guardaría ciertas similitudes con el actual backgammon.
A pesar de que el senet es más antiguo que el asseb (como los egipcios se referían al juego de Ur), algunos investigadores creen que este podría ser una versión del juego sumerio, aunque, a falta de pruebas que lo corroboren es muy difícil afirmarlo con rotundidad. Lo que sí resulta evidente es el parecido que guardan ambos juegos a pesar de que no se conservan las normas de ninguno de los dos.
Algunos investigadores creen que el senet podría ser una versión del juego sumerio.
Un oware procedente de Costa de Marfil.
Zubro (CC BY-SA 3.0)
Algo que resulta evidente es que el senet era un juego tan popular en el antiguo Egipto que nadie se molestó en dejar por escrito sus reglas, ya que todo el mundo las conocía. Lo que sí se sabe, por algunos tableros que se han conservado, por ejemplo en las tumbas del arquitecto Kha en Deir el-Medina y del faraón Tutankamón en el Valle de los Reyes, es que el juego se dividía en tres filas paralelas de diez casillas que debían recorrerse con un número de fichas, probablemente entre diez y veinte, y, al igual que en el parchís, se podían formar barreras y "comer" las fichas del adversario.
Por otra parte, aunque del juego de Ur no ha sobrevivido un reglamento que permita entender completamente sus normas, sí se ha conservado lo que parece una descripción básica del mismo en una tablilla cuneiforme de origen babilonio escrita entre los años 177 y 176 a.C. por un escriba llamado Itti-Marduk-Balāṭu. Así, según todos los indicios, el juego de Ur era un tipo de entretenimiento en el que dos adversarios competían en una especie de carrera por el tablero similar a lo que ocurre en los actuales parchís o backgammon.
Del juego de Ur no ha sobrevivido un reglamento que permita entender completamente sus normas.
Senet de fayenza con piezas inscritas con el nombre del faraón Amenhotep III. Museo de Brooklyn.
Keit Schengili-Roberts (CC BY-SA 3.0)
En cuanto a su forma, el juego de Ur se componía de un tablero de madera de veinte casillas dividido en dos piezas de doce y seis casillas respectivamente unidas por un puente de dos casillas. Todas las casillas estaban decoradas con grupos con imágenes, entre las que destacaban cinco decoradas con rosetas. Estas casillas estaban situadas en zonas simétricas del tablero y eran fácilmente visibles. Si uno de los dos contendientes caía en ellas, disponía de una tirada extra.
SIGNIFICADO MÍSTICO
En el juego de Ur, cada jugador contaba con siete fichas, unas de color blanco y otras de color negro. Estas solían ser pequeños discos de concha y lapislázuli que se movían usando tres dados de forma piramidal, aunque en algunas ocasiones se utilizaban dados en forma de tetraedro. El azar y la estrategia hacían el resto y, como hemos visto, cada jugador movía sus siete piezas a lo largo del tablero hasta sacarlas fuera del mismo antes que su oponente.
Cada jugador disponía de siete fichas, unas de color blanco y otras de color negro.
Con el paso del tiempo, el juego de Ur fue adquiriendo algún tipo de significado mágico o místico, como demuestran algunas de las predicciones que Itti-Marduk-Balāṭu escribió en su tablilla si se caía en ciertas casillas. Frases como "encontrarás un amigo", "te volverás poderoso como un león" o "sacarás buena cerveza". Finalmente, los participantes del juego empezaron a ver una relación entre el juego y la suerte. Así, lo que les acontecía en una partida podía ser interpretado como algún tipo de mensaje enviado por los dioses, por sus antepasados o por algún familiar difunto.
Tabilla de arcilla babilonia con algunas de las normas del juego de Ur. Museo Británico, Londres.
(CC BY SA 4 0)
Un estudio realizado en 2013 en casi cien juegos procedentes de todo el Próximo Oriente reveló cambios significativos en el diseño de los cuadrados del tablero durante 1.200 años. Esto podría indicar que las reglas del juego y el juego mismo fueron evolucionando con el tiempo. El estudio también postula que el juego se transmitió desde Mesopotamia al Levante alrededor de 1800 a.C. y desde allí llegó a Egipto hacia el año 1600 a.C. Finalmente, durante la Antigüedad Tardía el juego desapareció, aunque no está claro el motivo. Una teoría afirma que pudo acabar convirtiéndose en el actual backgammon, mientras que otra sostiene que fue en realidad la invención del backgammon la que pudo eclipsar su popularidad.
No está claro el motivo de la desaparición del juego durante la Antigüedad Tardía.
Tabilla de arcilla babilonia con algunas de las normas del juego de Ur. Museo Británico, Londres.
(CC BY SA 4 0)
Este tipo de juego tuvo una gran expansión. En algún momento, antes de que perdiera su enorme popularidad en el Próximo Oriente, este milenario juego siguió siendo practicado en la ciudad india de Kochi por un grupo de comerciantes judíos que jugaban a un juego llamado Aasha, el cual tenía veinte cuadrados, igual que la versión mesopotámica original, pero con la diferencia de que cada jugador disponía de doce fichas en lugar de siete y la ubicación de los veinte cuadrados era ligeramente diferente. Los judíos de Kochi lo continuaron jugando hasta la década de 1950, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando comenzaron a emigrar a Israel.
Hoy en día cualquier entusiasta de los juegos de mesa, incluso de los más antiguos, puede encontrar reproducciones fidedignas de estos juegos milenarios para poder practicar. De hecho, se han creado versiones para jugar una partida online o incluso se puede descargar una app para jugar cómodamente desde nuestro teléfono móvil.
Los resultados de la investigación revelan que la creación del objeto probablemente tuvo lugar a finales del siglo XIX, unos 100 años después de lo que afirma la nota. Su cabello es de un mamífero, aunque no se pudo identificar la especie.
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