
Atracones emocionales: cuando asaltamos la nevera para aliviar el malestar psicológico
l hambre emocional aparece de forma repentina y nos fuerza a darle una solución urgente. Además, es selectiva: demanda unos tipos concretos de alimentos.
Las palabras pueden impulsarnos o frenarnos, sobre todo cuando se utilizan aplicadas a nuestra perspectiva.
Curiosidades 07 de marzo de 2023Como escritora profesional, creo en el poder de las palabras. Dependiendo de su uso, pueden frenarnos o impulsarnos hacia adelante. Dependiendo de cómo veamos una situación, puede ser negativa o positiva. Los psicólogos llaman a esto “reencuadre”, porque ayuda a crear una forma diferente de ver y experimentar eventos, ideas, conceptos y emociones para encontrar alternativas más positivas que influyan en sus pensamientos y comportamientos.
Y, sorprendentemente, una sola palabra puede marcar una gran diferencia al cambiar positivamente tu perspectiva. Acá hay cuatro formas de hacerlo:
Cuando te sentís frustrado por lo que actualmente no podés hacer o no tenés (independizarte, aprender a manejar una nueva tecnología o el trabajo de tus sueños), es fácil caer en una espiral descendente. Sin embargo, cuando agrega la palabra "todavía" después de una de estas declaraciones negativas, la transforma en una más positiva: "No tengo el trabajo de mis sueños" se convierte en "todavía no tengo el trabajo de mis sueños”.
“Todavía” implica que habrá una solución o resolución futura; la situación actual es sólo temporal. Agregar "todavía" habla de posibilidades en lugar de limitaciones.
Cuando te encuentres lamentándote por tener que hacer algo, utiliza tu conciencia para detenerte. Aunque normalmente te guste hacerlo, esa tarea se convirtió en un punto de estrés en lugar de una fuente de alegría. Cuando cambias un "tengo que" con un "podría", todo cambia. “Tengo que crear un nuevo plan de marketing” es una obligación, mientras que “Puedo crear un nuevo plan de marketing” es una oportunidad. Tener que hacer algo se siente como una tarea; poder hacer algo se siente como una recompensa.
Puede encontrar razones por las que las cosas no funcionan o mejoran cuando está estresado. En estos casos, su reacción a una sugerencia podría ser decir: "Sí, pero...". Sin embargo, “Sí, pero…” es desalentador y negativo; detiene una conversación y cualquier avance de una idea.
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La improvisación, que tiene sus raíces en el principio de "Sí, y..." ofrece una forma sencilla de replantear esas situaciones. En la improvisación, un compañero debe estar de acuerdo con lo que el otro acaba de decir o hacer y luego agregarlo diciendo: "Sí, y...".
Cultivar una mentalidad de "Sí, y..." significa que tiene curiosidad y está abierto a las sugerencias de los demás, está de acuerdo con al menos parte de lo que dicen y luego encuentra una manera de desarrollar sus ideas.
Todos conocemos a los que piensan que el mundo conspiró contra ellos. Poseen una mentalidad de víctima y preguntan, ¿Por qué yo? Están perpetuamente en modo de crisis, temerosos, ansiosos, tristes y no toman medidas al respecto.
Cuando te sentís desafiado, tenés dos perspectivas desde las cuales ver la situación.
Elegir ver tus circunstancias actuales como “Estoy pasando por esto” puede ser desmoralizador y desalentador. Pasar por algo es pasivo. En este escenario, seguís siendo pesimista, impulsado principalmente por el miedo y resignado al status quo.
Sin embargo, aquellos a los que les va mucho mejor eligen adoptar una mentalidad alternativa en la que se dicen a sí mismos: "Estoy creciendo a través de esto". Crecer a través de algo está orientado a la acción, es positivo y fortalece. Significa que saldrás de tus circunstancias actuales con sabiduría recién adquirida.
Cambiar tu mentalidad a las posibilidades de una situación te ayuda no solo mientras te encontras en medio de un momento difícil, sino que también te permite replantear escenarios futuros para poder prosperar. O, para citar otro ejemplo de una sola palabra: pasar de una mentalidad de "vaso medio vacío" a una mentalidad de "vaso medio lleno".
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