Privar deliberadamente a los palestinos de Gaza del acceso al agua para causar la destrucción física, parcial o total, de la población es uno de los requisitos del crimen de genocidio, tal como está codificado por el Derecho Internacional. La acusación de Human Rights Watch (HRW), una de las ONG internacionales de derechos humanos más conocidas, está recogida en un informe de 174 páginas en el que se documenta la destrucción de infraestructuras hídricas y se recogen numerosos testimonios. “Las autoridades israelíes, reza el documento, han privado intencionadamente a los civiles palestinos de Gaza de un acceso adecuado al agua desde octubre de 2023, causando muy probablemente miles de muertes y cometiendo así el crimen contra la humanidad de exterminio y actos de genocidio”. Demostrando la intencionalidad de la destrucción de las infraestructuras hídricas de Gaza, el informe de HRW acusa -mostrando varias imágenes de satélite como prueba- al ejército israelí de hacer explotar decenas de reservas y cisternas de agua y de inutilizar el acueducto construido por Emiratos Árabes Unidos entre Egipto y el sur de la Franja. El corte del suministro de combustible necesario para mantener en funcionamiento las plantas desalinizadoras ha contribuido -informa el organismo- a que las poblaciones estén sedientas al impedir el funcionamiento de las desalinizadoras. El Ministerio de Asuntos Exteriores del Estado judío responde a las acusaciones de HRW, calificando el documento de “calumnioso”. “Human Rights Watch, declara el comunicado, difunde una vez más sus sangrientos libelos para favorecer su propaganda antiisraelí… Este informe está lleno de mentiras”. A su vez, se pronunció el Departamento de Estado de Estados Unidos, cuyo portavoz expresó el total desacuerdo de la administración estadounidense con las acusaciones de genocidio contra Israel formuladas por Human Rights Watch, al tiempo que reconocía que Gaza es escenario de una catastrófica crisis humanitaria. El informe de Médicos Sin Fronteras (Msf) habla además de crímenes de guerra en Gaza, en el que el secretario general de la organización humanitaria no ahorra denuncias a las fuerzas israelíes, ni descarta a los milicianos de Hamás y otros grupos extremistas palestinos. “Todo lo que nuestros equipos médicos han visto sobre el terreno durante este conflicto, añade Lockyear, concuerda con las descripciones proporcionadas por un número cada vez mayor de expertos jurídicos y organizaciones de que las pruebas de limpieza étnica y devastación continua son innegables”, dice el texto. “MSF pide a todas las partes -de nuevo, urgentemente- un alto el fuego inmediato para salvar vidas y facilitar el flujo de ayuda humanitaria”. Según el Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por Hamás, la guerra en la Franja ha matado a más de 45.000 personas, entre ellas ocho miembros del personal de MSF. “Es probable que el número de muertos sea mucho mayor debido al impacto del colapso del sistema sanitario, las epidemias y el acceso gravemente limitado a alimentos, agua y refugio”.
Stefano Leszczynski