La colaboración de la CGT con el imperialismo norteamericano

EE.UU. reclama a Milei un pacto con la burocracia sindical

Escribe Jorge Altamira

Fuente: https://politicaobrera.com/

El sábado 20 le correspondió a La Nación revelar “la inédita articulación entre Estados Unidos, el FMI y la CGT”. Las frecuentes visitas de la burocracia cegetista a la embajada norteamericana en Buenos Aires, y también de la kirchnerista CTA (Roberto Baradel), bajo el gobierno de los Fernández, han cobrado un manifiesto carácter estratégico. Según describe la nota, los más altos funcionarios del gobierno de Biden como del FMI necesitan la colaboración de estas burocracias para que no descarrilen al gobierno de Milei —el ‘estallido social’— y, adicionalmente, “contener el avance chino en la región”.

La intervención norteamericana que describe la nota de La Nación pretende que se convoque sin dilaciones el Consejo tripartito con la participación de la CGT, “los empresarios más poderosos del país y representantes del Gobierno”. La “articulación” que reclaman desde Washington cuenta con el protagonismo de la Secretaría de Trabajo, a la cabeza de Julio Cordero, cuyos “vínculos con Techint”, según La Nación, “se mantienen intactos”. Esta “articulación” es suficiente para explicar el inmovilismo de Abel Furlán, el secretario general “renovador” de la UOM, ante la parálisis de la paritaria de la siderurgia, que lleva ocho largos meses. O la rápida aceptación de un aumento del 3 % mensual por parte de UPCN, que dirige Andrés Rodríguez, cuando el salario real de los estatales ha caído un 26 % en seis meses. A quienes todo esto les ha pasado inadvertido es a los dirigentes del FITU que siguen reclamando a los trabajadores que le “exijan” un plan de lucha a la CGT que colabora con el imperialismo norteamericano contra la clase obrera en Argentina. Esta “santa alianza” entre la burocracia y el imperialismo es la base que sostiene al gobierno de Milei. A partir de esto, el gobierno actual representa un bonapartismo muy particular, porque en lugar de una alianza entre el gobierno y los sindicatos para frenar la presión imperialista (Perón) o una alianza de la burguesía y el imperialismo contra la clase obrera (sea Videla o sea Macri), se conjuga ahora un pacto entre el imperialismo y la burocracia para evitar una caída del gobierno de Milei, enjaular a los trabajadores y frenar el avance de China en la pelea por los mercados internacionales.

La “articulación” de marras, relata La Nación, se manifestó la semana que termina en las conversaciones de Gerardo Martínez y Andrés Rodriguez con una delegación del Congreso norteamericano que llegó con la reunión agendada. “Está el riesgo latente del caos social”, advirtieron los sindicalistas a los legisladores, para señalar temores compartidos. “Un mensaje similar”, dice La Nación, “había llevado hace algunas semanas el jefe de la UOCRA a Washington, cuando fue convocado por la subsecretaria para Asuntos Internacionales del Departamento de Trabajo, Thea Lee, quien unos días después recibió, por separado, al secretario de Trabajo de Milei, Julio Cordero. Se trata de una postal de cordialidad que es promovida y gestionada por Estados Unidos en tren de auxiliar a Milei… Un interés en su pelea geopolítica con China”, señala La Nación. “Lee bajó la misma línea… promover el diálogo social y reconocer la representación sindical”. Esta “representación” es la que debe reconocer Milei, y retirar los proyectos de ley que está elaborando Claudio Aquino, director de asociaciones sindicales, que eliminan el aporte sindical obligatorio. Ante una desmentida de Cordero acerca de este reclamo de Washington, señalado por Martínez, “un tuit de ayer de la embajada de Estados Unidos”, cuenta La Nación, “pareció darle la razón al sindicalista”.

El otro actor en este apuntalamiento de la CGT es el FMI. Luis Cubeddu, subdirector para el hemisferio occidental, tuvo un reciente contacto con los gremialistas para que no haya “quilombo social” y “no avancen inversiones chinas… El Fondo está preocupado, quiere garantías de que no va a haber un quilombo social”. La integración de la CGT a la política del imperialismo no es, sin embargo, de hoy: “El canal de intercambio entre los sindicatos y el FMI se abrió durante la gestión de Mauricio Macri y se reforzó en la de Alberto Fernández”. La trama viene de mucho más lejos, por supuesto, pero ha adquirido un nivel excepcional.

La articulación de la CGT y el imperialismo debe recibir toda la atención que se merece. Los dirigentes sindicales del FITU y los activistas sindicales de otras corrientes políticas, en este caso patronales, están atrapados por preconceptos y por el afán de escalar en el aparato sindical, como también ocurre en el parlamentario, o sea en el Estado. La CGT es una organización ‘obrera’ con muchas salvedades. Es un aparato de una burocracia altamente remunerada, en gran medida convertida en empresaria, que ejerce un poder de corrupción entre los trabajadores que recluta para sostener su política, y que enfrenta, por sobre todo, el temor a una rebelión obrera que pondría fin a todos privilegios y prebendas —la principal de las cuales es la protección que recibe del capital y del imperialismo-. Por su condición ‘obrera’ es necesario militar en los sindicatos como una oposición clasista, pero nunca confinar la militancia a ese terreno, en especial en una etapa de convulsiones sociales y políticas, que afectan y sacuden a las grandes masas. Gran parte del voto que Milei arrebató entre los trabajadores obedeció al desprecio profundo que estos tienen por la burocracia sindical. Es necesario profundizar ese desprecio, convertirlo en una conciencia de clase definida —no atemperarlo en función de una caracterización completamente abstracta y aparatesca-.

La caracterización que escuchamos de una trabajadora acerca de la situación de la clase obrera – “nos metieron en una jaula y tiraron la llave”, es poderosamente ilustrativa. La CGT ha enredado a la clase obrera en un enorme aparato y se ha pasado a un pacto con Milei. La tarea estratégica en esta etapa histórica es desenvolver las fuerzas elementales de la clase contra el capital y desarrollar la conciencia de clase de sus luchadores —la “llave” para una acción independiente y conforme al actual momento histórico-.

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