Una alerta en el río Pilcomayo, que atraviesa una de las zonas más biodiversas del norte argentino, presenta niveles detectables de contaminación por metales pesados, producto de la actividad minera en territorio boliviano
La investigación, recientemente publicada en una revista científica internacional, fue financiada por el gobierno de Francia y apoyada por la Comisión Trinacional del Pilcomayo, con participación de Bolivia, la provincia de Formosa y una limitada intervención del Estado nacional argentino. El investigador Esteban Avigliano, doctor en Ciencias Biológicas, dio detalles en una entrevista con El Tribuno de Salta.
Alerta en el río Pilcomayo: “Demostramos que la contaminación viene de la minería de Bolivia”
“El agua, el sedimento y los peces del Pilcomayo muestran niveles de metales pesados por encima de los que existirían si no hubiese actividad minera. Sin embargo, hoy se mantienen dentro de los límites permitidos para el consumo humano”, explicó Avigliano al medio salteño. “Nosotros hicimos el muestreo desde Potosí (Bolivia) hasta la desembocadura cercana al Paraguay. Y demostramos que la contaminación no proviene de las actividades locales en Argentina, sino que es transportada desde Bolivia”, agregó. Según detalló el investigador, el análisis incluyó múltiples visitas de campo durante dos a tres años, y las muestras recolectadas fueron enviadas a laboratorios tanto en Argentina como en Francia.
¿Es seguro consumir pescado del río Pilcomayo?
Consultado sobre si el pescado extraído del Pilcomayo puede consumirse pese a la presencia de metales pesados, Avigliano aclaró que no hay problemas actualmente. “Los niveles están dentro de lo permitido por las normativas sanitarias. Es como cualquier otro alimento: puede tener sustancias nocivas en niveles bajos que no representan un riesgo. El problema es si esos valores se disparan”, precisó. La advertencia, sin embargo, no deja lugar a la pasividad, es que la contaminación existe y se encuentra en niveles que deben seguir siendo monitoreados. “Hoy no es peligroso, pero podría serlo si no se controla”, alertó.
Las zonas más contaminadas y la influencia de las estaciones
En la zona del Chaco salteño, del lado argentino, los niveles de contaminación son menores que en el sector boliviano del río. “Mientras más cerca esté la actividad minera, mayor es la presencia de contaminantes”, sostuvo Avigliano. Además, el científico explicó que existe una variación estacional en la cantidad de contaminantes transportados por el río: “Durante las crecidas de verano (entre enero y marzo) es cuando más se arrastran metales desde Bolivia. En cambio, en la época seca (septiembre-noviembre), el arrastre es mucho menor”. La investigación cobra particular relevancia en el marco de una cuenca compartida entre Bolivia, Argentina y Paraguay, donde los impactos ambientales no reconocen fronteras. A pesar de su importancia ecológica y social, los recursos y esfuerzos para su protección fueron desiguales. “Desde Argentina no podemos hacer mucho más que recibir los contaminantes”, lamentó el investigador. Contaminación por metales pesados en Argentina: hasta 1400 millones de personas en zonas afectadas Un reciente estudio científico publicado este año reveló un dato alarmante acerca de la contaminación por metales pesados en la Argentina. Hasta 1400 millones de personas viven en zonas afectadas, en las que hay presencia de arsénico, cadmio, cobalto, cromo, cobre, níquel y plomo. Los datos apuntan a que entre el 14% y el 17% de las tierras de cultivo (es decir, unos 242 millones de hectáreas) estarían afectadas por la contaminación de metales tóxicos en todo el mundo. En esa línea, calculan que entre 900 y 1400 millones de personas viven en regiones con mayores riesgos para el medio ambiente y la salud pública debido a esta polución.