China va por los minerales críticos de Brasil: ¿Soberanía en juego o impulso estratégico?

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Los minerales críticos y estratégicos (MCE) están caracterizados por un alto riesgo de desabastecimiento. Son pilares fundamentales para la fabricación de tecnologías avanzadas como turbinas eólicas, vehículos eléctricos, baterías, dispositivos electrónicos y equipos militares, esenciales para la transición energética global. Brasil ostenta una posición privilegiada en este panorama global, albergando cerca del 23% de las reservas conocidas de tierras raras y casi la totalidad de la oferta mundial de niobio. Además, posee reservas significativas de litio, grafito, manganeso, fosfato y vanadio. Es el segundo país con mayores reservas de tierras raras (21 millones de toneladas, solo superado por China, con 44 millones) y de grafito, y el tercero en níquel. A pesar de este inmenso potencial, Brasil tradicionalmente optó por la exportación de materia prima bruta con escaso valor agregado, produciendo y procesando poco, lo que le impide capitalizar plenamente estas riquezas para su desarrollo industrial y generación de empleo cualificado. La ambición de China sobre los MCE brasileños experimentó un crecimiento exponencial. En 2024, las inversiones chinas en Brasil aumentaron un 113% en comparación con el año anterior, alcanzando un total de US$ 4.180 millones. De esta suma, el sector minero atrajo US$ 556 millones, lo que representa el 13% de estas inversiones. Esta expansión se ha manifestado en una serie de adquisiciones estratégicas:

  • Níquel: En una operación que se concretó entre agosto de 2024 y febrero de 2025, la multinacional anglo-australiana Anglo American vendió sus minas de níquel en Barro Alto y Codemin (Goiás), junto con otros activos en Pará y Mato Grosso, a la empresa china MMG (filial de China Minmetals) por aproximadamente US$ 500 millones. Esta transacción es crucial, ya que ha otorgado al gobierno de Pekín el control de alrededor del 60% de la producción brasileña de níquel. La venta no estuvo exenta de controversia, pues la turca Corex Holding alegó haber ofrecido US$ 900 millones —casi el doble— y su propuesta fue rechazada sin justificación, lo que llevó a denuncias ante el CADE brasileño y la Comisión Europea por temor a riesgos para la competencia y la seguridad de suministro europeo.
  • Estaño, Niobio, Tántalo y Hafnio: En noviembre de 2024, la estatal China Nonferrous Metal Mining (CNMC) adquirió la minera Taboca en la Amazonía por US$ 340 millones. Esta mina posee vastas reservas de estaño, del que también se obtienen niobio, tantalio y hafnio.
  • Cobre: En marzo, la empresa china Baiyin compró una planta de cobre en Alagoas.
  • Litio: La gigante automotriz china BYD obtuvo los derechos de exploración de dos lotes de litio en el estratégico valle de Jequitinhonha (Minas Gerais). Además, el gobierno brasileño ha iniciado negociaciones con CATL, otro prominente fabricante chino de baterías de litio, con el objetivo de impulsar la producción nacional. La motivación de China es evidente: asegurar un suministro a largo plazo de MCE para sus industrias, que incluyen no solo las tecnologías comerciales, sino también aplicaciones militares. Estos minerales son esenciales para los imanes de alto rendimiento utilizados en sistemas de radar, misiles guiados, drones y aviones de combate, así como para las baterías de vehículos eléctricos militares, submarinos y sistemas portátiles. También son cruciales para el desarrollo de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, los sistemas cuánticos y las armas hipersónicas. China ya ejerce un control significativo sobre el mercado global, dominando más del 80% de la producción y refinación de tierras raras.

Frente a la creciente presión internacional y la creciente influencia china, Brasil comenzó a implementar medidas estratégicas. La Agencia Nacional de Minería (ANM) creó una división exclusiva para minerales críticos y estratégicos, una respuesta directa al aumento de aranceles impuesto por Estados Unidos a productos brasileños, incluyendo varios minerales. Paralelamente, el gobierno federal estableció el Comité de Minerales Estratégicos, bajo la coordinación del vicepresidente Geraldo Alckmin. Sin embargo, a pesar de estos pasos, Brasil aún carece de una Política Nacional para Minerales Críticos (PNMCE) coherente e integrada. El Instituto Brasileño de Minería (IBRAM) ha propuesto un marco de fundamentos y directrices para una PNMCE, que busca organizar datos, mapear recursos y preparar al país para negociar de manera más estratégica. Entre los desafíos más apremiantes para Brasil se encuentran la limitada exploración geológica (solo el 27% del territorio ha sido mapeado para minerales críticos) y la carencia de infraestructura y tecnologías de refinado a escala industrial. El presidente Lula ha enfatizado la necesidad de que Brasil ejerza control y obtenga beneficios de sus propios recursos, afirmando: “Si ni siquiera conozco este mineral y ya que es crítico, lo tomaré para mí. ¿Por qué debería dejarlo para otros?”. Esta postura se suma a las tensiones arancelarias con EE. UU. y a la estrecha relación de Brasil con China, su principal socio comercial y aliado en el bloque BRICS.