Estados Unidos y Gran Bretaña se desmarcan del frente de los estados que han optado por coordinarse para reforzar la gobernanza de la inteligencia artificial. Los firmantes de la declaración surgida de la primera «Cumbre para la Acción sobre la IA» -que también incluye a China- se comprometen a buscar formas de colaboración sin precedentes para una inteligencia artificial «abierta», «inclusiva» y «ética». Un primer paso prometedor para la próxima edición de la cumbre que se celebrará en India. «Aquí sentamos las bases, junto a la innovación y la aceleración, de lo que permitirá a la inteligencia artificial fructificar y establecerse, es decir, las claves de la confianza», comentó el presidente francés, Emmanuel Macron, al término de la cumbre celebrada en el Grand Palais. Sin embargo, la ausencia de Washington y Londres en la lista de firmantes pone de manifiesto las divisiones sobre el enfoque a adoptar. En su discurso, el vicepresidente estadounidense, J.D. Vance, defendió la postura de su país advirtiendo contra un «exceso de regulación» de la inteligencia artificial que «podría acabar con un sector en plena expansión». Por su parte, el gobierno británico afirmó que «en interés nacional» se negaba a firmar la declaración, que incluye compromisos sobre normas e implicaciones éticas en el uso de esta tecnología. El Reino Unido, que es el tercer país del mundo en desarrollo de IA, aunque a gran distancia de EE.UU. y China, pretende bajo el Gobierno de Starmer dar un mayor impulso al objetivo de convertirse en «líder mundial» en el fomento de la investigación y los negocios en este campo, no sin cierta desregulación. En la cumbre, la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció que la UE ha lanzado la iniciativa InvestAI, con la que movilizará «200.000 millones de inversión» en inteligencia artificial. La iniciativa también prevé un fondo europeo de «200.000 millones para gigafactorías», es decir, las fábricas de IA con las que Bruselas quiere desarrollar una Inteligencia Artificial europea. También valoran positivamente la importancia de poner límites éticos en la gobernanza de esta nueva tecnología emprendedores del sector, como Marco Ramilli, fundador de IdentifAI, que ha desarrollado la primera plataforma europea de análisis profundo de falsificaciones. «Un enfoque ético de la IA es crucial porque no estamos ante una tecnología normal, estamos ante una tecnología que cambia y crea nuevos conceptos, crea cosas nuevas que para nosotros a menudo son indistinguibles». Basta pensar -explica Ramilli- en lo que se puede hacer con la voz o la simulación de vídeo para hacerse pasar por alguien e inducirle a tomar determinadas decisiones. Después de todo, fue precisamente con un ejemplo de este tipo con el que el propio presidente Macron inauguró la cumbre. «Hablamos de una tecnología muy potente que puede afectar a nuestras emociones y, por tanto, a nuestro comportamiento – explica Marco Ramilli -. No es casualidad que también aumenten los fenómenos delictivos o de agitación relacionados con el uso de la IA. Así que, si por un lado hay que regularla desde el punto de vista normativo, por el otro hay que empezar a invertir en ella, porque si no, los empresarios nunca podremos ni siquiera competir en ese sistema».
Stefano Leszczynski