Gas de Vaca Muerta: acuerdos con Chile y Uruguay y una señal desde Brasil, con la infraestructura como límite

Mientras los proyectos de GNL siguen en etapa de diseño y financiamiento, el shale gas neuquino empezó a ganar previsibilidad comercial en la región con contratos y negociaciones de mayor plazo. El interés de industrias brasileñas y los nuevos envíos a Uruguay y Chile reordenan la agenda: para escalar volúmenes, la prioridad pasa por ampliar capacidad de transporte y asegurar reglas estables. La expansión regional del gas de Vaca Muerta empezó a moverse con una lógica distinta a la de los envíos “de oportunidad” que dominaron la última década. En las últimas semanas, se encadenaron señales comerciales y políticas con Chile, Uruguay y Brasil que apuntan a contratos más largos y, sobre todo, a la necesidad de acelerar obras para sacar el cuello de botella del transporte. En Neuquén, el gobernador Rolando Figueroa recibió a directivos del consorcio brasileño GásBra Energía SA, integrado por empresas industriales del estado de San Pablo, con una agenda explícita: dimensionar volúmenes potenciales, evaluar la factibilidad logística (gasoductos existentes y refuerzos) y abrir un canal directo con operadoras y actores provinciales. Según la comunicación oficial del gobierno neuquino, el encuentro se inscribe en una estrategia para “salir a buscar mercados” regionales y construir compromisos de mediano plazo. En términos de mercado, el atractivo brasileño combina demanda estructural y un factor adicional: el declino de la oferta boliviana, que viene reconfigurando el mapa del Cono Sur. En ese escenario, distintas consultoras y analistas regionales plantean que parte de la infraestructura boliviana subutilizada podría funcionar como corredor hacia Brasil si se consolidan acuerdos y capacidad firme desde Argentina. La segunda señal llegó desde Uruguay. La estatal UTE reactivó importaciones a través del Gasoducto Cruz del Sur con el objetivo de abastecer generación térmica y reducir costos, en un esquema que involucra suministro desde Pan American Energy (PAE). El acuerdo fue reportado por medios regionales y se apoya en infraestructura existente, lo que acelera la ejecución frente a proyectos que requieren grandes obras nuevas. En paralelo, Chile vuelve a quedar en el centro del tablero por la combinación de demanda en la zona central, capacidad instalada de gasoductos y la búsqueda de contratos de mayor duración. En los últimos días se conocieron movimientos comerciales asociados a licitaciones y reservas de capacidad para exportación desde Argentina, con Vaca Muerta como principal fuente de respaldo. Ese giro, sin embargo, tiene un condicionante: la infraestructura troncal dentro de Argentina y los puntos de salida. Aun con demanda disponible, el salto de escala depende de ampliaciones, repotenciaciones y coordinación regulatoria (capacidad, firmeza, tarifas de transporte y permisos), para que los compromisos de largo plazo no queden sujetos a restricciones operativas. En el sector, el GNL sigue siendo el vector de mayor impacto por volumen y divisas, pero su maduración exige años de ingeniería, financiamiento y construcción. Por eso, en 2026 el “puente” regional aparece como una vía concreta para consolidar demanda y sostener actividad, siempre que se destraben cuellos de botella de transporte.

B.R.