El Nobel de Química fue otorgado para un avance alcanzado gracias a la inteligencia artificial
El Premio Nobel de Química de 2024 fue otorgado, por primera vez, a un avance científico logrado gracias a la inteligencia artificial (IA). Los galardonados fueron John Jumper y Demis Hassabis, de Google DeepMind, por el desarrollo de AlphaFold, una revolucionaria herramienta de IA capaz de predecir las estructuras de las proteínas, y David Baker, de la Universidad de Washington, por su trabajo en el diseño computacional de proteínas potenciado por la IA.
La herramienta desarrollada por Jumper y Hassabis transformó el campo de la biología estructural, proporcionando a los científicos predicciones precisas sobre las estructuras de millones de proteínas, una tarea que hasta hace poco dependía de métodos experimentales costosos y complicados. Desde su debut en 2018, AlphaFold permitió avances fundamentales en la investigación biomédica y el diseño de fármacos. Según la Real Academia Sueca de Ciencias, el impacto de estos desarrollos podría revolucionar campos como la medicina y la biotecnología en los próximos años.
David Baker, por su parte, es pionero en el diseño de proteínas totalmente nuevas a partir de métodos computacionales. Estas proteínas diseñadas tienen aplicaciones en el desarrollo de fármacos, vacunas y nanomateriales, y su trabajo permitió avances clave, como la creación de nanopartículas proteicas autoensamblables que sirvieron como base para una vacuna contra Covid-19.
Un impacto histórico en la ciencia y la medicina
AlphaFold y las herramientas de Baker fueron posible gracias a avances en el aprendizaje automático y el acceso a enormes bases de datos, como el Protein Data Bank, que contiene más de 200.000 estructuras de proteínas resueltas experimentalmente. Con AlphaFold, se pudieron predecir las estructuras de casi todas las proteínas conocidas, unas 214 millones de predicciones en total, lo que facilitó el estudio de nuevas proteínas y aceleró la investigación en áreas críticas como la resistencia a antibióticos y la degradación de plásticos.
Maximiliano Juri Ayub, investigador del Conicet (Argentina) en el Instituto Multidisciplinario de Investigaciones Biológicas de San Luis (IMBIO-SL), explicó la importancia de estos avances al señalar que “el ADN contiene la información para sintetizar las proteínas, que son, esencialmente, las moléculas que llevan a cabo las funciones de las células“. Destacó que el diseño de proteínas mediante IA tiene un impacto directo en el entendimiento de las funciones biológicas y la creación de nuevas soluciones biomédicas.
Desde su lanzamiento en 2020, AlphaFold es utilizada por más de dos millones de personas en 190 países y ha abierto nuevas vías en la investigación biológica. Entre sus aplicaciones más destacadas está la posibilidad de mapear proteínas virales para el desarrollo de vacunas, lo que acelera significativamente el proceso de investigación y desarrollo en biomedicina.
El impacto de AlphaFold en la ciencia
Este reconocimiento marca un hito en la historia de la ciencia. Como indicó Martin Steinegger, biólogo computacional de la Universidad Nacional de Seúl, el impacto de AlphaFold y RoseTTAFold (herramienta desarrollada por el equipo de Baker) es comparable a las misiones Apolo a la Luna: “Este es un momento similar para la predicción de estructuras y el campo de la biología estructural: simplemente estamos viendo lo que es posible”.
Con la premiación de Jumper, Hassabis y Baker no solo celebra los avances tecnológicos, sino que también refleja la importancia creciente de la inteligencia artificial en la ciencia. Como afirmó Jumper, “el momento en que estaré casi tan emocionado como este será cuando se entregue el premio Nobel que hable sobre el trabajo realizado con AlphaFold”, mostrando su expectativa de que las futuras aplicaciones de esta tecnología continúen produciendo descubrimientos revolucionarios.
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